Salve inicio de Curso

Queridos todos:

En esta SALVE, de inicio de curso acabamos de ver a algunos compañeros cómo representaban escenas de la vida diaria y cómo Jesús les salía al paso, les llamaba y todos -sin dudarlo- iban detrás de Él. Y es que cada nuevo curso, Jesús nos sigue llamando para que nuestras familias, nuestro colegio, nuestros juegos y amistades, sean lugares donde encontrar los tres ingredientes que no pueden faltar en la vida: el amor, el perdón y la alegría. Y el maestro Jesús nos enseña a que llevemos estos tres ingredientes allá donde vayamos.

¿Sabéis algo muy curioso de la historia de Mateo que acabamos de escuchar?

A veces, las personas nos fijamos en la gente más popular, la que tiene más fama, más dinero, o en los que pensamos que son mejores. Sólo tenemos ojos para ellos. Sin embargo, el que Jesús se fije en Mateo es algo muy extraño en aquella época. Porque supone mirar y atender a alguien que no tenía tan buena fama entre sus vecinos y que no siempre había hecho bien las cosas. No era ni el más famoso ni el más generoso de entre sus vecinos. ¡Y por eso se sorprenden tanto los que estaban allí con él! Aquí hay una gran enseñanza: Jesús tiene ojos para todos. Y siempre da una oportunidad a quien lo necesita. Y también lo podemos hacer nosotros.

Y ¿sabéis qué pasó?

Pues que Mateo no se lo podía creer. Se puso tan contento que hizo una fiesta para celebrarlo y quiso cambiar de vida. Y es que, cuando nos sentimos queridos, cuando confían en nosotros, se nos pone el corazón contento y queremos contarlo y celebrarlo y eso saca lo mejor de nosotros.

Hoy podemos estar contentos porque Jesús nos recuerda que cuenta siempre -pase lo que pase- con nosotros. ¡Y esa es la mejor de las alegrías! ¿Verdad que podemos hacer lo mismo? Confiar y cuidar cada día a los que tenemos a nuestro lado. Veréis qué felices les hacemos.

Y eso lo sabía bien María, que tenía un corazón alegre porque Dios confió en ella para ser la madre de Jesús. Por eso vamos a rezar y cantar bien fuerte esta primera SALVE del curso, y que ella nos bendiga y nos proteja con su manto todo el curso.

P. Gerardo Villar, SJ